Mis sentidos advierten tu cercanía. Tus pasos, cada día, son más vigorosos y valientes. Detras de ti los cielos rujen. Las paredes se estremecen y el asfalto empieza a desquebrajarse. La luz se jacta de tu incandescente candela, que como llama de fuego eterno la llevo en mi piel abrasada placenteramente. A tu lado, tu pelo empapado, por un nuevo rocio que ayer volvi a soñar, cosquillea mis labios de tan buena memoria. Comienzo a elevarme, y el sol golpea en tu espalda con fidelidad. Las sábanas enredadas en una tempestad de curvas delicadas y el ambiente lleno de sentimiento de serenidad. Tu inconfundible perfume táctil se estalla contra mi cara junto al aire de esta agradable mañana. La tierra quiere comerte. Quiere darte aun más fuerzas, convercerte de su amor y maravillarse por su creación...
Yo solo...
...yo solo, cierro los ojos y vuelvo cerrarlos sin abrilos antes...
el sueño profundo me invade.
