miércoles, 6 de abril de 2011

Les Gens normaux n'ont rien d'exceptionnel



El río reflejaba en su alfombra húmeda un bonjour anaranjado, naciente y pacífico. La pintura azul de aquel banco de madera estaba desconchada y decolorida. El sol pintó en él sus momentos vividos. Reflejos y creencias de su experiencia. El río parecía no moverse impaciente del desenlace. Llevando la contraria al río, el viento, inquieto también, se agitaba nervioso. Cabellos rubios que enloquecían y sobrevolaban aquella escena.

Increiblemente el silencio nos unia. Las palabras respetuosas yacían en el interior de cada uno, en cambio, el aliento era tan fuerte, tan cálido. Las miradas respiraban profundas en un océano de fuegos. Aprendi que no es mentiroso el que sueña sino el que pretende no soñar. Realmente la llama era capaz de alzarse en aguas oceánicas y no apagarse. Nuestras manos estában cerca, pero lentamente y disfrutando del momento, tardamos más tiempo del esperado en juntarlas ilusionados por el desenlace.

No me permito hablar de su piel. He jurado no clasificarla para no de
jar a desmerecer ningún detalle.

Besando su brazo, sentí aire rozando mis ojos. Bajó su mano hasta mi cara, y sentí uno a uno cómo sus dedos se posaban con delicadeza. Los sentidos explosionaron y no supieron organizar sus estímulos. Su olor, su mirada, sus labios, sus manos, su cuello... todo en mi cerebro estuvo descoloca
do por un tiempo. Pero encontré un escondite perfecto para él en mi cabeza: el rincón de lo que una vez solo se presumía como un sueño y acabó convirtiéndose en ELLA. Besé la palma de su mano y con su mirada agradeció mi notora admiración. Me deleitó con su mejor sonrisa, la más natural y sincera.

El aire se empezaba a impacientar y nos envíaba aire fresco para recordar sus labios rosáceos. En aquel instante... parecía que sabía como hacerla sentir tal y como quería ta
n solo con mis movimientos, habíamos adquirido tal sincronía en ellos, que finalmente, antes de besarnos ya nos estábamos besando.


...
Les Gens normaux n'ont rien d'exceptionnel

...


Sandrine Kiberlain

1 comentario: